Sin saberlo, en muchas ocasiones estamos perdidos en un laberinto.
En el trabajo, en casa con la familia, con nuestros amigos, nuestras relaciones sociales.
No sabemos qué decir, cómo reaccionar o cómo actuar.
Si este laberinto es grande y no encontramos la salida podemos llegar a entrar en un estado de depresión.
Por lo tanto no hay que dar tanta importancia a las cosas.
Hay que reflexionar y buscar la solución más adecuada.
Todo tiene solución.