Si hay algo que me sorprende de Japón, es ese amor por los insectos que tienen los niños desde muy pequeños.
En España a los jóvenes no sólo no les gustan, sino que sienten rechazo.
Quizás el contacto con la naturaleza sea mayor aquí, pero sigo sin entender por qué adoran a estos animalitos.
¿Algún día lo comprenderé?
Hay un insecto que no me gusta en absoluto, la mantis religiosa.
Parece un ser de otro mundo.
Es la imagen de un extraterrestre.